Con los ojos astillados por la inmensidad del salar de Uyuni, emprendimos viaje hacia Potosí, la ciudad que, sin duda, representa con mayor claridad lo que significó la conquista para nuestro continente.
Después de atravesar una extensa pampa a casi cuatro mil metros de altura, llena de paisajes maravillosos, cerros multicolores y, cada tanto, unas formaciones tan extrañas que no parecen siquiera de este planeta, divisamos por primera vez el majestuoso cerro rico.
Descubierto por el indio Diego Huallpa en 1545, el cerro rico de Potosí ya lleva varios siglos de explotación, tragándose de a millares la vida de los lugareños y perdiendo año a año, varios metros de su altura original. Cuenta la leyenda que, buscando una llama extraviada, Huallpa decidió hacer noche al pie del cerro y, para mitigar el intenso frío, encendió su fuego. La llama que le sirvió de abrigo encendió la mecha fatal del destino del lugar. Ante sus ojos incrédulos, todo brillaba a su alrededor: era la plata que, allí nomás, a flor de tierra, se esparcía por la mítica montaña que los incas conocían como Potojsi.
El descubrimiento, claro, encendió la lujuria de los conquistadores. Al año ya se habían instalado en la base del cerro y empezaban a preparar la infernal maquinaria que exprimiría durante 500 años la plata y el estaño, de cuya riqueza apenas si se encuentran vestigios en nuestro continente. Varias iglesias europeas podrían atestiguar, desde sus relucientes altares, el destino de aquella incalculabe cantidad de toneladas de metal precioso que extrajo durante siglos la industria más poderosa de la conquista de América, alimentada con combustible de sangre india primero y de sangre africana más tarde.
De aquélla época queda poco, y lo que queda en pie, en su mayor parte está en ruinas. Los opulentos palacetes de la ciudad colonial, son hoy conventillos o mercados en los que, puestitos al lado de puestitos, la gente pasa el día intentando vender exactamente lo mismo. Sin embargo, una de las construcciones que aún preserva su grandeza es la Casa de Moneda.
Con sus inmensos patios coloniales, la Casa de Moneda llegó a ser el centro de la acuñación mundial de monedas. Primero con gigantescas máquinas de madera puestas a funcionar con la fuerza de caballos, luego con otras a vapor y más tarde con eléctricas. Allí, desde 1763, se siguó acuñando monedas hasta bien entrado el siglo XX, más precisamente hasta 1951. Paradojas de la historia: Bolivia, que tuvo en su seno la fábrica de monedas del mundo, hoy manda a hacer al exterior hasta las de 50 centavos.
Por donde se lo mire, el cerro es majestuoso. Aún hoy, su color disonante con el entorno, sigue llamando la atención. La ciudad se estructuró alrededor de él. Los conquistadores más lejos; los indios destinados a las minas, más cerquita. Eso se llama administración del espacio! De hecho, dos granes pórticos separaban una parte de la ciudad de la otra y todavía ahora los mineros tienen su mercado del lado de los indios.
El mercado de los mineros se llama "El calvario", suponemos que por obvias razones. Allí se pueden conseguir desde faroles, hoja de coca y alcohol de 96 grados, que es el que toman dentro de la mina, hasta dinamita que se compra sin prospecto ni documento.
Por momentos, Potosí parece detenida en el tiempo. Hasta las ataduras de las campanas de las iglesias son de una especie de fibra vegetal que parecen haber sido hechas cuando inauguraron el campanario.
La ciudad podría ser hermosa, ciertamente, y encanto no le falta. Las callejuelas coloniales, sus infaltables balcones de madera trabajada hasta la locura, sus bellísimos portones, tiene todo para ser realemnte una joya que reluzca más allá de la vocación del viajero por hurgar por debajo del sarro y el polvo que deposita sobre ella el descuido y la falta de políticas de rescate del patrimonio histórico.
Tal vez, sin embargo, no sea sino la confirmación de lo que describía Eduardo Galeano hace casi 40 años en "Las venas abiertas de América Latina", esa especie de fatalidad que supone el hallazgo de fuentes de riqueza en nuestras tierras que, paradójicamente, las condenan a una pobreza tan grande como la bonanza de la que gozan sus explotadores.
A medida que uno se acerca al cerro real, las cosas cambian de color, en el sentido literal de la expresión: el rojizo que se observa a la distancia se va enturbiando, llenando de grises, verdosos y azulinos que no son otra cosa que los desperdicios que la expltación minera fue dejando durante siglos en las laderas sin importar nada. A 4.100 metros sobre el nivel del mar está la entrada a una que fue abierta en 1.650 y desde entonces sigue produciendo. Allí entramos. En la entrada aún puede verse parte de la estructura de piedra de sus inicios.
La situación no ha cambiado sustancialmente desde que las minas son propiedad del Estado y su explotación está en manos de cooperativas que, más allá de su nombre, lo único que tienen de cooperativas es una figura legal que les sirve para licitar el aprovechamiento económico de cada uno de sus ductos. Adentro de la mina, cada miembro de la "cooperativa" trabaja para sí mismo: es patrón de los empleados que le dé el presupuesto y la fortuna de encontrar una buena veta, y gana en función de lo que él y los suyos puedan sacar del socavón. Nada, más que la oscuridad y el aire irrespirable de la mina, se comparte. Por eso, en los más de los casos, se trata de generaciones de mineros que, de padre a hijo, transmiten lo poco o mucho que dejan los agujeros que alguna vez enriquecieron a los conquistadores.
A puro pico, pala y dinamita, los mineros van siguiendo la veta del mineral que se va escondiendo como una culebra plateada entre las rocas. También van royendo sus pulmones que fueron respirando el polvo y los gases de este submundo desde los 13 años, hasta que quedan irremediablemente duros a los a los 30.
Por eso semanalmente cumplen con el rito de pedirle a "El tío" que los ayude en la búqueda de esos gramos que aquí valdran poco o nada, pero que unos kilómetros más lejos servirán para la jactancia y la adulación. "El tío" es, ni más ni menos, que el mismísimo Lucifer, que los españoles introdujeron a las minas como una forma de ayudar, mediante el miedo, a que los indios y los negros trabajaran más. Con el tiempo, los mineros se apropiaron de esa figura que, puesta allí abajo, empezó a ser uno más de ellos, al fin de cuentas, habitantes también del infierno.
Así fue que se transformó en "El tío", a quien le ofrendan sus cigarrillos, toman con él unos tragos del alcohol puro y comparten sus hojas de coca, el único alimento que los mantiene en pie durante las 13 o 14 horas que permanecen en la noche de la mina. "Buenas noches" es la manera en que nos saludan, aunque entramos a las 10 de la mañana. A poco de andar, uno perdió noción del tiempo.
Horas más tarde, ya de vuelta en la superficie, nos topamos con algunas curiosidades. Primero una joya del márqueting lugareño puesto al servicio de Avícola Rolón. Como se puede apreciar, el lema es contundente y encantador.
Siempre en el rubro publicitario, dos piezas de colección que muestran cómo la política lo invade todo, y no solamente en época de campaña. Desde una tapa de alcantarillado que, para que no queden dudas, lleva el nombre del alcalde que la mandó poner (lo mismo se puede ver en los bancos de la plaza y en casi toda la obra pública)...
Hasta esta perla de un candidato del MAS que, sencillamente, debe haber pensado "con esto hago roncha". Como para que no queden dudas de su orientación ideológica, tiene esta foto como punta de lanza de su campaña. ¿Les trae alguna reminiscencia la imagen?
La últma noche, mientras preparábamos la partida hacia Sucre, sin embargo, nos topamos con una marcha que hacía retumbar las paredes al ritmo de comparsa y trompetas. Niñops y adolescentes de todas las escuelas de Potosí, marchaban por el centro de la ciudad con pancartas que reclamaban mejor educación como única posibilidad de un mejor futuro.
Una buena señal viniendo de quienes, tal vez, tengan en sus manos la posibilidad de dar vuelta la historia de una ciudad empobrecida por su propia riqueza, la que nació a la falda del cerro rico y sangrante de Potosí.
sábado, 3 de abril de 2010
Potosí: cerro rico, pueblo pobre
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Literalmente las imágenes y estas crónicas valen un potosí.
ResponderEliminarSaludos!
Fabián
Capos!!!!!
ResponderEliminarCada vez mejor las fotos y los comentarios. Una belleza.
Fuerza, que no decaiga.
Saludos!
Gato
hola marce estas lleno de polvillo como cuando volviamos del criadero de la cooperativa jaajj loco suerte y tenga cuidado ajaja los espero pronto en lima , cuidensen
ResponderEliminarq impagable lo q estas viviendo Chelo!!!!! te sigo en cada kilometro...Debora.
ResponderEliminarBUENISIMO,jovenes...aventureros...hermoso conocer lugares con mucho tiempo.. para disfrutar tantas cosas lindas...lo mejor para Uds...los acompaña desde aqui.. Esther.
ResponderEliminarHola muchachos los tenia abandonados,disculpen pero con el trajin diario a veses uno se olvida que dos de los nuestros andan por el mundo. Rami estas hermoso, trata de que las chicas no te toquen tanto, porque me voy poner celosa jajaja.Las fotos fabulosas, parece que cada dia la pasan mejor, por eso me alegro muchisimo. Besos y abrazos.
ResponderEliminarAdmiradora Secreta
Las fotos hermosisimas, Potosì es realmente una joya, el unico detalle... dejemos de cargarle a los pobres pibes el peso aniquilante del "deber cambiar el mundo" un beso rami! te quiero mucho y te quiero aún mas por tus ganas de creer en la humanidad!! cuidate y ponete protector en los cachetes! besos desde BG
ResponderEliminarQue bueno verlos avanzar por las venas abiertas de nuestra tierra y... mas aun... de nuestra gente y nuestros pueblos... fuerza... saludos desde la tierra guarani de la hermana de la locura... les mandaron saludos los compañeros de la Radio del Chaco...
ResponderEliminarabrazos mios... kary
CHICOS, RAMI: Que fabulosa es Potosí. Tiene una arquitectura envidiable y tal vez más majestuosa que la de Lima (por lo menos la que yo conocí) y ni hablar de las minas.....
ResponderEliminarMe encantó esta nota y quedé maravillada de lo bien fotografiada que están las tomas de arquitectura.
Besos y los sigo siempre que puedo. ARQUIANA(la má de Euge)
Rami!! escriban!!! entro todos los dias para ver si hay novedades... no se hagan rogar y extrañar che!! besos, desde BG(con un poquito mas de calorcito con la llegada de la primavera)
ResponderEliminarEyyy ... donde estan? ya es hora que aparezcan muchachoooossss!!! cuidense!
ResponderEliminarMe encanta como lo están haciendo, besos y que lo sigan pasando cada dia mejor. Marcelo te sigo desde España.
ResponderEliminarEyy manga de trolebusseess, como le vila al matrimoni aventurero, ya veo que bien, mas que bien, muchachos un abrazo mas que grande che, Chichin un amigo.
ResponderEliminarqué pasa con ustedes que no se conectan mas. esperamos ansiosos noticiasx. besos a los dos. la cairota
ResponderEliminarHola Ramiro:cómo están?recrriendo y descubriendo con vuestras miradas tan enriquecedoras!
ResponderEliminarPablo y yo,varias veces nos subimos" a la moto "y viajamos por los mismos lugares ...!
Un abrazo
ramiii!! dde estan? besos laly
ResponderEliminarcheeeee boluuuuuuuussssss!!!!!!!!
ResponderEliminardonde andan????? tiren alguna onda por lo menos
como estan? o le pego feo la coca y se colgaron por 20 dias?
jajaja
saludos y que anden bien