Dos amigos decidimos animarnos a la locura. Con casi nada, salvo una enorme ilusión y muchas ganas, resolvimos que era ahora o nunca el momento de concretar nuestro sueño: recorrer el continente americano en moto. Ahí vamos.

martes, 12 de enero de 2010

Más ayudas

Ya no queda casi nada, apenas un mes para la salida, y la ansiedad es total. Mientras aprontamos los últimos detalles, aparecen las ayudas que hace posible que encaremos la aventura y que no queremos dejar de agradecer. Por ejemplo la de Darío Videla, propietario de Total Frenos, que nos encontró en una ferretería y, enterado del viaje, simplemente nos preguntó: "¿Cómo los puedo ayudar?". No sabíamos qué decirle, pero le dijimos que nos faltaban los parabrisas para las motos. Pues nos pidió que pasáramos por el negocio y nos dio el dinero para comprar, no uno, sino los dos. ¡Un maestro! Y un buen tipo, que es lo más importante. (De paso visiten el link "Quienes nos apoyan")
Entre los amigos, está el glorioso "Chichín" del Ruiz, colega fotógrafo que cometió el error de contarnos que se estaba dedicando a la herrería ("La esquirla en el ojo" es su empresa), lo que nos bastó para caerle con el pedido de socorro para que nos ayude con las estructuras en las que se montarán los baúles de las motos, y ahí lo tenemos meta cortar y soldar casi con el mismo entusiasmo que nosotros. Y también Gustavo "el Gato" Silvestre y Alejandra Corral, cuya locura los ha llevado a regalarnos la carpa que nos servirá de alojamiento en los próximos meses. Y otros muchos amigos que nos regalaron algunas de las cosas que usaremos o dinero, seguramente para asegurarse que nos vayamos de una buena vez y por todas: Luis Lardone, Marta Miranda, Sergio, Griselda y Luis Díaz, Gabi Barrios, Cecilia Leiva, Carola Dinardo y Matías Sapegno, Pablo Ferrero, entre otros muchos que nos dieron una mano muy grande.
Unos días después fue el turno de Julio Giordana, el dueño de Integral Goma, que nos regaló los burletes que evitarán que la vibración de las cajas nos vuelva locos en Winifreda. Y para ser justos, también estuvo Marcos Gómez, de Naldo Lombardi, que nos donó una carpa de la que nos viene bárbaro el cubretecho.
Es difícil que quepa en unas líneas nuestro agradecimiento hacia estas personas que nos confirman por anticipado lo que esperamos encontrar cuando empecemos a andar por las entrañas de nuestro hermoso continente: buena gente, generosa y dispuesta a dar una mano.

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